Hoy vamos a hablar de:

Tener claridad de las metas y los procesos.

En los equipos de trabajo, muchas veces se tienen personas que se salen del corral. Hacen lo que quieren a la hora que quieren. No hay compromiso con el equipo y los objetivos.

Hay personas difíciles que no quieren cooperar y no les dicen nada. Al equipo eso le parece injusto.

Claridad en las metas.

Jugué muchas temporadas futbol americano y había reglas claras. Algunas no las entendías en el momento, parecían postura del coach. Recuerdo una de ellas: nadie se quita el casco durante la práctica, tampoco en los juegos. ¿pero por qué?, hace calor y sería bueno descansar un poco. Nadie.

El mensaje era claro: no hay estrellitas. Somos un equipo y respetamos el standard de desempeño.

Nadie llega tarde. Si llegas tarde te quedas al final a correr vueltas al campo. Está claro.

Trabajo en equipo.

Nadie es más importante que otro cuando se trabaja en equipo. Se crea una fraternidad difícil de explicar. Tengo amigos del equipo desde hace más de 40 años, ¿cuál fue el secreto de seguir siéndolo?, pagar el precio de la práctica.

Esa práctica se preparaba minuciosamente minuto a minuto. No había improvisaciones de momento. La grandeza de los equipos proviene de la consistencia y la intensidad.

Las reglas son comportamientos en los valores que el equipo acuerda con el líder. Hay integrantes con personalidad difícil y no las siguen. Si dejas que el problema se agrande, las interacciones se vuelven complicadas.

Es como saber que tienes una bomba de tiempo ahí y no la desactivas.

Sin claridad de objetivos, todo se vuelve nebuloso y se requiere disipar la niebla para evitar los chismes y el drama. Clarifica los valores y comportamientos que quieres ver en el equipo. Haz que se respeten.

De esa forma todos se sentirán tratados de la misma forma. Todos tendrán el casco puesto. Todos saben que la práctica es intensa y eso los unirá.

Un equipo unido es imparable.