Muchos gerentes piensan que no hay más remedio que ser autoritarios. Dar instrucciones y esperar que todos las sigan. Lo entiendo.

Crea un equipo comprometido, evitando errores clave. Trabajé con gerentes más de 25 años, ayudé a decenas a ser promovidos, estuve cientos de horas platicando con muchos de ellos.

Hoy te comparto, lo que aprendí de mis errores y de observar lo que no funcionaba.

Errores.

1. Quieren estar en todo.

2. Dan indicaciones sin hacer preguntas

3. Establecen juntas periódicas sin necesidad

4. No establecen una buena comunicación con sus jefes

5. Se quejan de los subordinados sin conocer la situación

6. Preguntan cómo van a cada uno y dan indicaciones, creando un desorden

7. No establecen prioridades y el caos se vuelve exponencial, demasiadas relaciones de trabajo en el equipo, ver gráfica.
   
   

Conoce primero a las personas, platica de forma personal con ellos.

He visto muchos jefes que no lo hacen. Solamente hablan con ellos en reuniones y a veces se siguen de frente a su oficina, sin saber qué pasa con la vida de las personas con las que trabaja.

La palabra "compañero", se deriva de quienes comparten el pan.

Acciones a seguir.

Define claramente sus objetivos.
Establece en blanco y negro las metas. Sé específico. Pregúntales, ¿cómo luce el éxito para ellos?

Preguntas > Respuestas.

Establece claramente las prioridades, ponlas por escrito. "Las palabras se las lleva el viento".

Una manera fácil de evitar trabajos de más, es evitar dar indicaciones y enfocarse más en el “qué” que en el “cómo”, ellos son los expertos.
La cultura de un equipo es la forma en cómo se hacen las cosas.

Enseña cómo, sé el ejemplo e inspira a tu grupo a un alto nivel de desempeño.

Lecciones que me hubiera gustado saber cuándo empecé a manejar grupos grandes:

Lección 1: Dejar trabajar.

En ese entonces, solía estar cerca de la gente, pero quería controlarlo todo a detalle.

La única diferencia entre entonces y ahora, es que soy consciente de que menos es más.

Lección 2: Preguntar en lugar de dar instrucciones.

Querer estar en la acción todo el tiempo, contagia entusiasmo. Decir qué hacer, pasividad.

Tomar en cuenta la opinión genera autonomía y responsabilidad. Pregunta.

Lección 3: Dar espacio.

Era muy "clavado" con el trabajo y no daba pausas para hablar de cosas que le interesan al grupo, como el fútbol o la comida favorita de cada quien.

Da una pausa para la conexión.

Personas > puestos.

Lección 4: Impulso

Busca el impulso y autenticidad. Crea sinergia, una acción lleva a la otra sin esfuerzo y evita el agotamiento. Al dejar de juzgar, todo fluye mejor.

Incrementa el impulso en tu trabajo. ¿Qué parte de él te hace sentir más vivo? Tus fortalezas, los proyectos que más te importan. Pide a tu jefe más de esos. Explora, descubre.

Lección 4: ¿Cómo sí?

Ayuda a quitar obstáculos. Eres el ejemplo del equipo y puedes crear una cultura de ver la solución y dejarse de quejar por los problemas, que solo bajan la moral y la productividad. Crea tu propio código de comunicación con el grupo, en mi caso era preguntar ¿cómo si? (podemos), ayudaba mucho a dirigir la conversación.

De esa forma la gente pensaba antes de criticar o quejarse. Debían tener una solución también.

Reflexiona cómo puedes crear un entorno que ayude a la creatividad y pensamiento crítico.

Lección 5: Simplifica.

Tener prioridades ayuda a dar claridad en las interacciones del equipo. Mientras a más personas les des más indicaciones, la complejidad de la comunicación, correos, chats, se puede volver inmanejable, aumenta la fricción entre grupos, de manera innecesaria.

El impacto se genera con los resultados,

los resultados están por encima de conflictos bien resueltos,

cuando hay claridad de objetivos,

confiabilidad en el resto del equipo,

basado en una confianza, producto de buena comunicación y congruencia del líder:

Recuerda que existen riesgos de la Zona de alta demanda de resultados y baja conexión humana, que van desde el estrés y agotamiento, hasta una cultura tóxica. Busca el equilibrio entre personas y resultados.